Los pies, a las raíces y las raíces, a la tierra

Cuando recibí una clase de teoría básica de medicina china, durante la maestría de Acupuntura, en Tianjín, China, mi profesor Zhong Lao Shi, me miró muy extrañado cuando yo le dije que la enfermedad de Parkinson era por una alteración de la dopamina en los ganglios basales y la sustancia nigra. Él dijo que la medicina china no explicaba el Parkinson así. En ese momento, él me hizo entender el cuerpo humano, con la más bella analogía de todas.

Para poder pensar en el ser humano como un todo, tenemos que referirnos a la naturaleza, este es un principio taoísta por excelencia. El hombre, con sus pies, cuerpo y brazos, se asemeja a un árbol con sus raíces, tronco y ramas. Zhong Lao Shi me dijo “piensa en los pies, como las raíces, el cuerpo del hombre como el tronco del árbol y los brazos como las ramas del árbol”. Cuando él me explicó esto yo sólo pensaba “qué bruto, no sabe neurología”, pero la que no entendía la medicina china era yo. La explicación para el Parkinson desde medicina china, no es el objetivo de este escrito, pero para los curiosos, la explicación desde medicina china es que el Parkinson es un exceso de viento (las ramas del árbol las mueve el viento, así como los dedos y los brazos son movidos por el viento interno del organismo).

Cuando comprendí que los pies son las raíces, cada día he dado más importancia a esta parte de cuerpo que nos sostiene diariamente, sin descanso. Si los ojos duelen, parpadeamos, si los brazos o la espalda molestan, nos movemos, pero si queremos desplazarnos o realizar cualquier actividad siempre tenemos los pies activos. Jamás les damos un descanso, a menos que estemos durmiendo y casi lo único que le hacemos a los pies (sobre todo las mujeres) es un pedicure. Pero lo más maravilloso, es que en nuestros pies se localizan todos los órganos del cuerpo. Somos una representación de lo grande en lo pequeño, lo de arriba en lo de abajo, lo de adentro en lo de afuera, y nuestro cuerpo como un fractal tiene representaciones de sí mismo, en sí mismo. En la oreja está todo el cuerpo (auriculoterapia), en el iris del ojo está todo el cuerpo (iridología), en la mano está todo el cuerpo (manoacupuntura, la coreana es la más famosa) y en el pie se representa todo el cuerpo (reflexología podal). Sin embargo, ignoramos todo esto y creemos que la mano va por un lado, el ojo por otro y los pies por otro. Buscando una integración de nuestro ser, es importante darnos un espacio para poner los pies en la tierra, porque son los que nos mantienen anclados en el presente y nos permiten crecer a lo más frondoso de nuestras ramas.

El masaje de pies contiene en sí, un nivel de profunda humildad. En occidente, “estar a los pies del otro” es un símbolo de servilismo y humillación, pero particularmente en Tailandia, estirar los pies a un Buda o exponer los pies a otra persona es un gesto de falta de educación y es considerado descortés. Cuando hice mi primer masaje de pies a una mujer thai, ella me ofreció una oración para disculparse por mostrarme sus pies y yo comprendí cómo los pies por ser la parte más baja del cuerpo deben ser tratados con la mayor dulzura y agradecimiento posible. Por eso, cuando hago un masaje thai de pies, siento que me pongo a los pies del otro, para servir con amor y humildad para el bienestar de esa persona y ayudarle a “poner los pies en la tierra”.