Que intensidad cuando no estás, que intensidad cuando no te encuentras, que intensidad cuando sabes que te desafinaste y no encuentras la nota nuevamente, que intensidad cuando sabes que el camino esta doloroso, pero no te puedes devolver. Intensidad del alma que todos los días al despertar desea saber la razón para escoger volver a dar la vuelta en la rueda que ha conocido una y otra vez. Sin importar a donde caminar, solo buscamos conexión, un millón de estrellas que confluyen en un solo cuerpo, ápices de luz universal que recaen en el mar y se reflejan en la paz del alma.
Si la intensidad de la hablo, la has sentido: sonríe, estás vivo y queriendo despertar. Pero si despiertas y duele aún más que estar dormido, sigue caminando que varios vamos por el mismo camino. Permite que lo que hay en ti florezca, permite que el amor de la luz te inunde, permite que la paz del alma te habite, sé tú quien escoge la vibración del amor y no esperes que todo se organice para que así sea…
Vibra más alto, muévete a la velocidad de la luz de la paz que reside en el orden del caos que es la existencia material, vuela con la sonoridad de la conexión de tus neuronas que son solo antenas de recepción conectados al mundo de la luz eterna.
No desfallezcas, respira, muévete, renace, muere… una y otra vez, no hay otra manera, pero jamás pierdas la consciencia, ni quieras regresar a dónde estabas más cómodo porque si estás en el infierno y te quemas con su intensidad, solo sigue caminando.
La verdad es real, no duele, solo confronta. No es real lo que ves, es real solo quien eres, cree en ti, tu luz, la que te habita la perfecta madre divina que te abunda, el perfecto padre amoroso que sostiene… ser, ser, ser … sólo ser.